La importancia de los datos en pandemia
Entregar información confiable, depurada y en forma oportuna es el aporte de esta iniciativa impulsada por la UC, la Universidad de Chile y la Universidad de Concepción. Cada semana, el equipo interdisciplinario entrega un informe que permite, tanto al Estado como a los ciudadanos, tomar mejores decisiones para enfrentar el Covid-19.
Desde el inicio de esta pandemia, probablemente la mayoría de nosotros hemos seguido con gran atención las cifras: el número de contagiados, de fallecidos y recuperados. Hemos visto con detención los gráficos. Hemos escuchado sobre trazabilidad y factor de reproducción…
Nos hemos dado cuenta de la importancia de los datos a la hora de enfrentar una pandemia... En realidad, que son clave. Ya que en la medida que contemos con información, podremos tomar las medidas acorde a lo que sucede en el país.
Ese es precisamente el propósito de “ICOVID Chile”, una iniciativa creada por la UC, la Universidad de Chile y la Universidad de Concepción. Como explica el prorrector de la UC Guillermo Marshall, impulsor del proyecto, “nuestro objetivo es desarrollar indicadores que ayuden al Gobierno, medios de comunicación, comunidad científica y a las personas en general, a tomar mejores decisiones en base a datos. El fin no es hacer papers, sino que es un servicio al país”.
Como escribieron los rectores de las tres casas de estudio participantes: “Esperamos que ICOVID Chile sea una de muchas otras acciones de colaboración entre estas y otras entidades de educación superior del país, que conecten los saberes y experiencia acumulados, con el fin de enfrentar asertivamente los problemas que aquejan a la población chilena y, de este modo, lograr una mejor calidad de vida para todas y todos. Es solo a través de la colaboración, la toma de decisiones con base en evidencia y la responsabilidad colectiva que podremos superar el momento actual”. (Ver columna publicada en La Tercera: “Icovid Chile, cuando el bien común define el quehacer académico”)
“Nuestro objetivo es desarrollar indicadores que ayuden al Gobierno, medios de comunicación, comunidad científica y a las personas en general, a tomar mejores decisiones en base a datos. El fin no es hacer papers, sino que es un servicio al país” - Guillermo Marshall, prorrector de la UC.
Al servicio del país
La necesidad de contar con información de calidad surgió junto con la pandemia. “Mejores datos permiten a los gobiernos tomar mejores decisiones”, se afirma en un artículo de la revista británica The Economist, "Lacking data". Asimismo, se enfatiza cómo muchos gobiernos en el mundo, especialmente en África, han debido tomar decisiones “en la oscuridad” frente al Covid-19.
Con la inquietud de contribuir a que nuestro país contara con la mejor información posible, se reunieron los prorrectores de la UC y de la Universidad de Chile, quienes coincidentemente comparten su disciplina de estudio: Guillermo Marshall es matemático y estadístico, mientras que su par de la Casa de Bello, Alejandro Jofré, es ingeniero civil matemático.
A esta dupla se sumó Alejandro Jara, académico de la Facultad de Matemáticas UC y director del Núcleo Milenio Centro para el Descubrimiento de Estructuras en Datos Complejos – Midas, miembro de la Mesa de Datos Covid-19. Gracias a sus gestiones, se generó un acuerdo de colaboración con los ministerios de Salud y de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, para la entrega de datos públicos relacionados con Covid-19.
Se creó un equipo interdisciplinario, conformado por expertos en epidemiología, salud pública, matemáticas, estadística, bioestadística, ecología, economía, ingeniería, informática y comunicaciones, con experiencia en epidemias, políticas y salud pública, modelamiento matemático, análisis de datos, sistemas informáticos, estimaciones estadísticas, dinámica de poblaciones y comunicaciones.
Asimismo, se invitó a la Universidad de Concepción a sumarse al equipo, aportando la necesaria mirada regional. “Por ejemplo, no es lo mismo lo que sucede en una ciudad como Punta Arenas, relativamente aislada, que lo que pasa en Santiago, con un alto número de personas en circulación. La situación en regiones tiene un carácter distinto”, comenta Marshall.
Las variables de la pandemia
Cuatro son las áreas que analiza el equipo.
La primera tiene que ver con la dinámica de contagios: el número de personas infectadas o enfermas, o “carga”; y la transmisión, que se determina a través del número reproductivo efectivo diario (R(t)), es decir, el número de personas que contagia cada infectado.
El segundo ámbito es el testeo, que permite identificar nuevos casos de personas con Covid-19. Aquí básicamente se hace un seguimiento a los nuevos casos positivos, a través de una serie de indicadores, como positividad de casos sospechosos, número de test por mil habitantes por semana y acumulado.
Otro aspecto es la trazabilidad y aislamiento. Permite identificar de manera continua a las personas que tuvieron contacto con un caso confirmado y aislarlas, para evitar que contagien a otras. “Aquí es donde hay mayor debilidad de información, siendo clave para atajar la pandemia”, explica Marshall. Se están desarrollando indicadores como proporción de casos nuevos informados a la autoridad dentro de 48 hrs. desde el inicio de síntomas, proporción de casos nuevos (confirmados y probables) aislados dentro de 48 horas desde inicio de síntomas, proporción de contactos estrechos domiciliarios localizados dentro de 48 horas de la notificación del caso índice al centro de salud, proporción de contactos estrechos extradomiciliarios localizados dentro de 48 horas de la notificación del caso índice al centro de salud y proporción de casos nuevos provenientes de contactos en seguimiento.
Finalmente, está el seguimiento de la capacidad hospitalaria, que permite al sistema de salud pública evaluar la capacidad de atención médica para tratar casos severos de Covid-19. Aquí se analizan indicadores como uso de camas UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), tanto por pacientes que padecen coronavirus como otras enfermedades; pacientes en Ventilación Mecánica Invasiva (VMI) fuera de la UCI y tasa de variación semanal de hospitalizaciones totales por Covid-19.
El análisis de todos estos indicadores se traduce en informes semanales que se ponen a disposición pública. “Son informes ascépticos, no son nuestras opiniones sino que muestran los datos para que quienes tienen que tomar las decisiones, lo hagan en base a la mejor información disponible. Además son expresados de manera simple, para que todo el mundo lo pueda entender”, afirma el académico del departamento de Estadísticas, Alejandro Jara.
De esta manera, ICOVID ha alertado por ejemplo, respecto del aumento del número de casos nuevos a nivel país; la tendencia a la baja en la Región Metropolitana; los aumentos en las regiones del norte del país, Maule, Biobío y Magallanes, junto con las mejorías en las regiones de la Araucanía y Aysén; la mantención sostenida de la transmisión comunitaria del Covid-19 y el aumento de la ocupación hospitalaria.
(In)disponibilidad de los datos
Conseguir los datos no es fácil.
“En Chile tenemos un sistema estadístico descentralizado”, afirma la abogada Danielle Zaror, académica del Diplomado en Protección de Datos Personales de la Facultad de Derecho UC. De acuerdo a nuestra legislación, el Estado está facultado para usar los datos, aunque lo hace con fines prestacionales, es decir, para beneficiar a las personas con algún servicio o beneficio público.
Es el artículo 7 de la Constitución la que da el marco de acción, indicando quiénes son las autoridades competentes para tratar los datos. Si bien el Instituto Nacional de Estadística centraliza un número importante de estadísticas, en la práctica son muchos los organismos públicos los que tienen esta competencia, manejando los datos de acuerdo a su expertise. Así por ejemplo, el Banco Central maneja las cuentas nacionales, el Ministerio de Salud las estadísticas sanitarias, el Ministerio del Medio Ambiente las estadísticas ambientales y el Ministerio de Desarrollo Social la Encuesta de Caracterización Socioeconómica, entre otros.
La pandemia puso en jaque toda esta estructura. O más bien, puso de manifiesto los desafíos y dificultades que se venían alertando desde antes. “Necesitamos contar con una autoridad autónoma, con capacidad técnica. Los sistemas de datos más robustos son aquellos unificados”, explica Matías Aránguiz, subdirector del programa Derecho, Ciencia y Tecnología de la Facultad de Derecho UC.
Existe, eso sí, un proyecto próximo a convertirse en ley que permitirá usar los datos y compartirlos de manera segura (ver recuadro al final de la nota). Sin embargo, ambos expertos coinciden en la necesidad de contar con una gobernanza de datos. “Los datos en el Estado son los más protegidos, pero el resto, en el sector privado, se encuentra desprotegido”, afirma Aránguiz.
De hecho, bajo la Ley chilena, la información sanitaria es confidencial. Es por esto que el convenio con que cuenta ICOVID y que le permite tener acceso a los datos, es clave.
Pero no basta con tener los datos.
El equipo ha realizado una intensa labor de organizar, depurar y corregir la información sobre la dinámica de la pandemia, respecto de registros faltantes y de los tiempos transcurridos entre la aparición de los casos y la toma de conocimiento por parte de las autoridades sanitarias. Estos tiempos de rezago de la información, que se explican por demoras debidos a los tiempos de consulta a un especialista, de diagnóstico y de reporte del diagnóstico, entre otros, pueden generar sesgos importantes en el cálculo de indicadores clave para el seguimiento del Covid-19.
“Buscamos tener los datos más fidedignos y confiables posible”, afirma Guillermo Marshall y añade: “Hay muchos factores que hacen que se retrase la información. Por eso, entregar datos confiables es un tremendo aporte”.
En Alemania, por ejemplo, los datos los entrega un instituto público, que centraliza toda la información. “En Chile no tenemos esa capacidad. Las universidades recibimos aportes públicos, por lo que estamos al servicio del país para contribuir con conocimiento técnico”, agrega Marshall.
Como complementa Alejandro Jara: “El propósito de esta colaboración es la aplicación de conocimiento científico puesto a disposición del Estado. Así como también dejar capacidades instaladas en el análisis de la información. El mayor aporte es la disponibilidad de datos, como también generar confianza y entregar un punto de referencia”.
Ambos expertos coinciden en que se necesita un sistema de gobierno de información estructurado.
“La Universidad Católica es la institución con más experiencia en esto, perfectamente podemos convertirnos en un referente y ayudar a establecer un modelo de gobernanza de datos en el país”, concluye el prorrector Marshall.
“El propósito de esta colaboración es la aplicación de conocimiento científico puesto a disposición del Estado. Así como también dejar capacidades instaladas en el análisis de la información" - Alejandro Jara, académico Facultad de Matemáticas UC.
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Actualmente existe un proyecto de ley que propone una nueva institucionalidad estadística, donde se recogen explícitamente los principios fundamentales de las estadísticas oficiales. Se establece un catálogo de conceptos; se establece un gobierno corporativo colegiado y consejeros; nuevas atribuciones del organismo, “aunque no las suficientes”, como acota la abogada Danielle Zaror. También se refuerza la coordinación, acceso privilegiado a investigadores, se establece una nueva formulación del secreto estadístico y un nuevo sistema sancionatorio.