Carta del Rector: La paz, fruto del respeto a la dignidad

“Estamos viviendo una crisis social de gran magnitud, que se presenta con legítimas demandas, con protestas pacíficas y petitorios relevantes, junto a una amplia agenda para alcanzar un nuevo orden social y económico”, apunta el rector Ignacio Sánchez en una carta que publica La Tercera este sábado 30 de noviembre. Hace ya dos semanas se logró un acuerdo para avanzar en el análisis de la Constitución, que plantea un plebiscito a la ciudadanía. Todo lo anterior será de gran impacto para construir un país que se proyecte al futuro.  

Sin embargo, para la autoridad académica, hay una verdadera lacra que atenta contra todo avance en las materias que el país requiere. Esa lacra es la violencia desatada, dice, producto de la delincuencia, del lumpen, de la intervención del narcotráfico y de grupos anarquistas. Es la violencia que quema, que saquea y que atenta contra la dignidad de las personas y de nuestro país.

El gobierno ha propuesto reforzar los protocolos de Carabineros; traer expertos del extranjero para perfeccionar su labor; avanzar con estándares internacionales y aumentar su dotación en las calles. “Esto debe ser apoyado de manera clara y transversal por todos los sectores políticos y por la sociedad”, señala. Esta semana, agrega, una noticia alentadora fue la “Declaración por la paz social, los derechos humanos y el orden público”, que firmó un grupo transversal de 28 senadores.

Hemos reiterado que los casos de violaciones a los Derechos Humanos, -denunciados con fuerza por HRW-,  producto de acciones de Carabineros y de la policía son inaceptables en un Estado de Derecho y que deben ser investigados a fondo, debe establecerse la verdad y no pueden volver a repetirse. Así también, sostiene, “las agresiones y violencia física a Carabineros y a sus dependencias deben terminar, ya que atentan contra la dignidad de miles de ciudadanos que por ley están a cargo de la seguridad y del orden público”.  Agrega que ellos son quienes deben velar por la paz y seguridad que son imprescindibles para construir los acuerdos alcanzados. 

Concluye diciendo que la paz va a ser fruto del respeto a la vida en comunidad de nuestro pueblo. Del temor y las lágrimas debe surgir la nueva esperanza. “La paz social sólo podremos alcanzarla si respetamos el valor central de la persona y su dignidad. Este es el nuevo acuerdo social que debemos construir”, subraya.