La UC reconoce el legado de Humberto Maturana
A los 92 años falleció el biólogo y Premio Nacional de Ciencias 1994, Humberto Maturana. El investigador fue autor de reconocidos libros, tales como “De máquinas y seres vivos” (1972) y “El árbol del conocimiento” (1984). Profesores de la UC recuerdan lo que aprendieron de él y destacan su aporte a la ciencia.
El reconocido filósofo, biólogo, escritor chileno y Premio Nacional de Ciencias en 1994, Humberto Maturana, falleció este jueves a los 92 años. Gran parte de su obra estuvo marcada por la teoría de la autopoiesis, que se centra en la cualidad de un sistema capaz de reproducirse y mantenerse por sí mismo y que fue creada junto a su alumno Francisco Varela.
Algunos de sus textos más destacados han sido “De máquinas y seres vivos: una teoría sobre la organización biológica” (con Francisco Varela, 1972), “El árbol del conocimiento: Las bases biológicas del entendimiento humano” (con Francisco Varela, 1984) y el más reciente “La revolución reflexiva (con Ximena Dávila, 2021).
El científico enseñó a actuales profesores de la UC. Ellos han querido compartir sus impresiones sobre él.
El rector Ignacio Sánchez recalca su innegable aporte científico: “Su búsqueda de la humanidad y la relación profunda de los seres vivos, convierte su legado en algo único. Antes que nadie, Maturana se preguntó por el hacer de las personas en sus entornos y comunidades como camino de crecimiento". “Humberto Maturana reflexionó sobre el alma humana y la importancia del diálogo y la escucha. En momentos como los que vivimos hoy, donde la fragilidad y la necesidad de encontrar puntos en común se hace tan patente, su partida se resiente más que nunca", dice el rector.
“Reflexionó sobre el alma humana y la importancia del diálogo y la escucha. En momentos como los que vivimos hoy, donde la fragilidad y la necesidad de encontrar puntos en común se hace tan patente, su partida se resiente más que nunca" - rector Ignacio Sánchez
Contribución a la biología
Francisco Bozinovic, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas e investigador de CAPES UC, Premio Nacional de Ciencias Naturales 2020, fue alumno del profesor Maturana cuando estudiaba Licenciatura en Ciencias con mención en Biología y en el postgrado, en la década del 80, en la Universidad de Chile.
“Estoy seguro que todos los obituarios se van referir- y con justicia - a sus premios, reconocimientos y homenajes (todos merecidos), a su enorme talento y creatividad como científico, a su teoría de la Biología del Conocimiento y a su controvertida aunque fascinante Teoría de la Evolución por Deriva Natural, a la autopoiesis que muchos mencionan y pocos entienden. Maturana fue un “Revolucionario de la Reflexión”, quien, junto a su alumno y colega Francisco Varela, es probablemente el científico más importante que ha tenido el país", declara.
Bozinovic enfatiza que Maturana fue más que eso: "Maturana fue un patriota en tiempos de la dictadura, un hombre generoso, y bueno, aunque a veces duro, un hombre que le enseñó a muchas generaciones, entre los que me incluyo, a pensar, a ser críticos en la conciencia del pensar y en consecuencia a reflexionar. En efecto, Maturana nos enseñó a reflexionar sobre nuestro quehacer y sobre el desarrollo científico en sociedad, a que las cosas no son verdaderas o falsas, sino que somos nosotros quienes las categorizamos así, nos hizo ver que nuestro bienestar y crecimiento en todos los ámbitos de la vida no pasan por negar al otro".
Agrega que “Maturana nos mostró desde su sabiduría que somos una unidad coherente con la naturaleza. ¡Ojalá no se nos olvide! ¡Gracias Chicho Maturana!”
"Maturana nos enseñó a reflexionar sobre nuestro quehacer y sobre el desarrollo científico en sociedad, a que las cosas no son verdaderas o falsas, sino que somos nosotros quienes las categorizamos así, nos hizo ver que nuestro bienestar y crecimiento en todos los ámbitos de la vida no pasan por negar al otro” - Francisco Bozinovic, académico facultad de Ciencias Biológicas
Por su parte, Fabián Jaksic, también académico de la Facultad de Ciencias Biológicas, y Premio Nacional de Ciencias 2018, recuerda a su tutor. “Conocí a Humberto Maturana a fines de 1971, cuando me entrevistó para evaluar mi admisión especial a la facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, como alumno proveniente de la escuela de Veterinaria. No se fijó en mis malísimas notas y nuestra entrevista fue una conversación sobre cultura general y mis intereses especiales en evolución biológica. Buena impresión debo haber causado porque fui aceptado y Humberto se autodesignó como mi tutor”.
“En 1976 dejé la Universidad de Chile para irme primero a la UC y luego a la Universidad de California en 1979, y perdí contacto con Humberto. Más adelante me entretuve leyendo su segundo libro (1984) “El árbol del conocimiento: Las bases biológicas del entendimiento humano” y presencié su charla magistral cuando recibió el Premio Nacional de Ciencias en 1994. Con emoción noté que después de tantos años de habernos conocido, se refirió a mí como uno de sus discípulos, para novedad de algunos y horror de otros. En reciprocidad, yo me enorgullezco de llamarlo mi primer mentor”.
“Aunque su formación inicial fue como biólogo sus intereses fueron más allá y abarcó áreas como la filosofía y psicología”, expresa Ricardo Moreno, integrante del centro de Bioética UC y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas. “Uno de sus trabajos más importantes y reconocido por la comunidad científica a nivel nacional e internacional, es el formular y desarrollar el concepto de autopoiesis. Este concepto, lo desarrolló con el que en aquel entonces era su estudiante, Francisco Varela, y que sostiene que la cualidad de un sistema capaz de reproducirse y mantenerse por sí mismo es inherente a los seres vivos. Este concepto ha sido muy debatido y estudiado en la búsqueda de entender cómo funcionan los seres vivos y posiblemente la vida más allá de la tierra. Y este fue uno de sus más grandes legados".
Por su parte, el profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas Francisco Melo señala que tuvo la suerte de tenerlo como profesor en un curso de post-grado el año 1994. “Sus clases eran tremendamente estimulantes desde el punto de vista intelectual. Lo que más recuerdo de él era su permanente proceso de búsqueda, sin prejuicios y persiguiendo diferentes perspectivas de análisis que pudieran entregar una nueva o variada percepción del conocimiento frente a una pregunta o problema. Él estaba muy consciente de la relevancia de la dinámica del tiempo en los seres vivos y en particular en el estado de conciencia del ser humano. El profesor Humberto Maturana fue un intelectual dotado, y valoro mucho haber podido conocerlo y haber tenido el beneficio como alumno de sus enseñanzas”.
El académico de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas Juan Armesto, confiesa que Humberto Maturana fue para él un gran científico y filósofo. “Su gran capacidad de entender e integrar áreas del conocimiento desde la neurociencia a la ecología de los ecosistemas, lo hacía asequible a la mayoría. En la facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, donde lo conocí en los años 70, fue siempre un “maestro" -como también lo llamaban muchos de sus alumnos- que estaba siempre abierto a conversar de los muchos tópicos de la ciencia y de las formas de vida que nos interesaban”.
Armesto dice que su experiencia con Humberto Maturana en la Facultad de Ciencias “le abrió los ojos al significado de ser científico en un mundo que debería construirse a través de la colaboración y el diálogo para resolver los conflictos. Agradezco a Humberto Maturana por sus enseñanzas y su amistad”.
Era un hombre-maestro
Claudio Racciatti, académico del magíster en Comunicación Estratégica de la Facultad de Comunicaciones, fue su alumno en un magíster en biología cultural. “Para más regocijo personal, eligió mi tesis para dirigirla porque decía que nunca se había vinculado con el consumo para estudiarlo. Trabajar con él en esa tesis, Esferas de Consumo - Reflexiones desde la biología cultural, que yo llamo insolentemente Biología del Consumo parafraseando su biología del conocer, y las clases y los espacios de convivencia fuera de ellos han sido de una riqueza personal que nunca podré agradecerle cabalmente. No era un profesor enseñando, era un hombre-maestro compartiendo en la convivencia, reflexionando. Mucha pena da su partida”, indica Racciatti.
“En cuanto a sus enseñanzas en temas de comunicaciones, me resulta difícil hablar específicamente de un ámbito, sea el que fuere, cuando sus reflexiones y hallazgos son sistémicos y estructurantes; irreductibles a una sola dimensión. Seguramente lo que considere “enseñanza” será porque eso gatilló en mi sistema. Dicho eso, aceptar el cambio de la pregunta del ser por el hacer nos sumerge en un proceso en donde somos los intérpretes principales de la realidad; desaparece la realidad objetiva y el otro emerge necesariamente en una situación de igualdad conmigo. Se vuelve intrascendente “tener la razón” porque ya no se trata de “hay-algo-que-está-ahí” con independencia de mí mismo, sino de lo que yo hago para que “haya-algo-ahí”. Dicho en breve, aceptar y entender que la realidad es una propuesta explicativa.
Filósofo que expandió el pensamiento científico
“Es uno de los intelectuales más importantes de las últimas décadas en Chile porque desarrollando conceptos en la biología a partir de la idea de sistemas complejos interrelacionados en red, logró aplicar esos conceptos y esas matrices de pensamiento también al ámbito personal al ámbito de la relación con la naturaleza e incluso a la política. Si todo está interrelacionado no tiene ningún sentido que trabajemos relaciones de competencia sino que más bien se impone una cierta estructura de colaboración”, reflexiona Francisco de Lara, académico de la Facultad de Filosofía.
“Contribuyó a la expansión del pensamiento científico desde una biología de la cognición, del amor y de la autopoiesis”, indica Beatriz Contreras, académica de la Facultad de Filosofía. “Y al mismo tiempo, junto a Francisco Varela, ha abierto la mirada filosófica a los aportes de la reflexión e investigación científicas. Su enfoque sistémico logra establecer un diálogo interdisciplinario que deja una enorme herencia para continuar en el esfuerzo de incluir en la búsqueda racional los aspectos afectivos y cognitivos y para integrar la vida humana en el sistema más amplio de los seres vivos con lo cual su pensamiento contribuye también a una postura ética muy valiosa para nuestra época.
Por su parte, Diego Morales, instructor adjunto de la facultad de Filosofía, recalca que el profesor Maturana ofreció un programa de investigación profundo e interdisciplinario, con ideas interesantes y novedosas, que se ha convertido en consulta obligada para investigadores en neurociencias, ciencias biológicas, y la filosofía, entre otras. “Para la filosofía ha sido especialmente estimulante ver cómo su principal propuesta, la teoría de la autopoiesis, ha ido generando explicaciones y propuestas para problemas de un amplio espectro de disciplinas, que van desde la filosofía de la mente y la teoría del conocimiento a las teorías de sistemas en sociología”, señala Morales.
“El profesor Maturana no solo será recordado por estas valiosas contribuciones, sino también por haber defendido reiteradamente la importancia de desarrollar virtudes cívicas, tales como el diálogo en la esfera pública acompañado de pensamiento crítico, y la conciencia de que nuestras decisiones colectivas tienen un impacto en la clase de mundo en que vivimos", expresa Morales.
“También será recordado por haber defendido reiteradamente la importancia de desarrollar virtudes cívicas, tales como el diálogo en la esfera pública acompañado de pensamiento crítico, y la conciencia de que nuestras decisiones colectivas tienen un impacto en la clase de mundo en que vivimos" - Diego Morales, facultad de Filosofía.