La vocación de la Universidad Católica en el actual contexto cultural

Durante la semana pasada, la UC recibió la  visita del cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Esta congregación está encargada de “difundir la sólida doctrina y defender aquellos puntos de la tradición cristiana que parecen estar en peligro, como consecuencia de doctrinas nuevas no aceptables”. Además, Müller  es teólogo y filósofo y ha escrito más de 400 publicaciones científicas. 

En una ponencia dirigida a miembros de la comunidad UC destacó, en primer lugar, que la Pontificia Universidad Católica de Chile, es “una de la más prestigiosas Universidades de la Iglesia en toda América y en el mundo”. Según el cardenal, en la historia de la UC han sido muchos los que “han gastado su vida” por una universidad que es “particularmente amada por la Iglesia chilena”.  

Debido a esto es que el cardenal  Müller  interpeló a los presentes a considerar el legado que han recibido quienes hoy  día conforman la UC. A ellos, les dijo que “hacer crecer aquello que el Señor ha puesto en sus manos y que los frutos de este frondoso árbol lleguen cada vez con mayor fuerza a toda la comunidad universitaria y a toda la nación, es hoy un imperativo. Soy consciente de los grandes progresos culturales, científicos y artísticos que en esta Universidad se han producido y Dios quiera que ese camino continúe ininterrumpidamente”.

Asimismo, durante su intervención citó la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae, escrita por San Juan Pablo II, encíclica que resume la esencia de lo que debe ser una Universidad Católica. Parafraseando al papa polaco, el cardenal  Müller explicó que parte de la misión de toda universidad católica es consagrarse sin reservas a la causa de la verdad. Según la encíclica citada, “ésta su manera de servir, al mismo tiempo, a la dignidad del hombre y a la causa de la Iglesia, que tiene la íntima convicción de que la verdad es su verdadera aliada y que el saber y la razón son fieles servidores de la fe”. 

En esta misma línea explicó que la Universidad Católica está “llamada a explorar audazmente las riquezas de la Revelación y de la naturaleza, para que el esfuerzo conjunto de la inteligencia y de la fe permita a los hombres alcanzar la medida plena de su humanidad, creada a imagen y semejanza de Dios, renovada más admirablemente todavía, después del pecado, en Cristo, y llamada a brillar en la luz del Espíritu”.

El  Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe también analizó la figura de Cristo, destacando su lugar central en la concepción de una universidad católica, pues Jesucristo es el camino, verdad y vida. En este sentido, explicó que las universidades católicas tienen responsabilidades evangelizadoras que ninguna otra institución puede realizar. En su intervención, explicó que para lograr esta misión, “es indispensable que se cuide el perfil humano, académico y cristiano de quienes son los principales responsables de la investigación y docencia”. Según el cardenal, esto no se opone a la apertura de la universidad “a personas e ideas que no comparten el ideario de nuestra fe”, pues a ellas “se les exige el respeto y la aceptación de su ideario, tal como lo describe la Declaración de Principios de la Universidad”.

Durante su visita, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe  además estuvo en diversas reuniones con autoridades de la universidad, incluido el  Honorable Consejo Superior y miembros del Centro de Bioética, Centro de la Familia, Centro de Libertad Religiosa, Centro de Estudios de la Religión y académicos. También realizó confirmaciones a más de 200 miembros de la UC en la Catedral Metropolitana, un encuentro con los miembros de la Pastoral de la Universidad y la charla La Familia frente a los nuevos desafíos, a la luz del Sínodo.