Los márgenes de la ética y la confianza
El flagelo de la corrupción debe combatirse desde una perspectiva legal y ética a la vez. El precio de no hacerlo es demasiado alto: la pérdida de la confianza en las personas y en las instituciones, y hasta la posible descomposición de la vida en sociedad tal como la conocemos. Así lo afirma el director del Instituto de Éticas Aplicadas Juan Larraín.
*Este es un extracto del artículo “Corrupción: los márgenes de la ética y la confianza”, publicado en Revista Universitaria, nº 175.
El denominado “caso convenios”, en que se investiga la existencia de redes de personas que se han apropiado indebidamente de fondos públicos, o el pago de coimas de privados a funcionarios públicos para alterar los resultados de investigaciones que estaban conduciendo instituciones del Estado, son algunos de los casos graves de corrupción que hemos conocido en el último tiempo. Lo que se suma a situaciones previas, como casos de colusión y de financiamiento ilegal de la política, entre otros.
Queda claro que la corrupción está presente en numerosos ámbitos de nuestra sociedad, por eso debemos trabajar para combatirla.
¿Qué significa corrupción? El origen etimológico de la palabra deriva del latín corruptio, que se refiere a la acción de romper, dañar, pervertir, separar o destruir. Más claro aún: en el caso de los organismos vivos, se refiere a su descomposición o putrefacción, es decir, su muerte.
La corrupción puede tener implicancias tanto legales como éticas. Respecto de lo primero, es importante que sea perseguida por la justicia y castigada con toda la severidad de la ley, ya que es el sistema político-legal el responsable de determinar lo que es justo e injusto. Mientras, la ética está en el ámbito de lo que es bueno o malo, y obliga más bien en conciencia. Pero esto en ningún caso significa que las faltas éticas no revistan gravedad.
Crisis de confianza
La confianza de la ciudadanía es uno de los pilares sobre los que se construye y sostiene la democracia. Es un componente esencial de las relaciones sociales, en especial cuando hay un desequilibrio de poder. Sin ella no pueden funcionar ni las interacciones sociales ni las organizaciones e instituciones en que se apoyan.
Hoy en Chile y en el mundo vivimos una gran crisis en este sentido. La ciudadanía desconfía de la mayoría de las instituciones públicas y privadas, así como también de las relaciones interpersonales. En nuestro país, la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP, septiembre-octubre de 2023) mostró que más de un 50% de los encuestados cree que hay corrupción en el Congreso, Gobierno, municipalidades, fundaciones, gobiernos regionales, tribunales de justicia y empresa privada. Algo semejante se observa a nivel individual: un 91% de las personas considera que casi siempre o normalmente hay que ser cuidadoso en cuanto a confiar en la gente, porcentaje que ha aumentado 12 puntos en los últimos cuatro años (CEP, noviembre-diciembre de 2022).
De igual forma, en América Latina solo una de cada 10 personas considera que se puede confiar en los demás. En Estados Unidos el porcentaje de personas que confía que el gobierno hace lo correcto no ha superado el 20% durante los últimos 15 años.
¿Qué explica esta profunda crisis de confianza? Y, ¿cómo avanzamos para confiar? Las respuestas, en el artículo completo “Corrupción: los márgenes de la ética y la confianza”, publicado en el número 175 de Revista Universitaria.
*Texto adaptado por Nicole Saffie, editora Home Web UC.