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Mes de las familias 2021: a la luz de Amoris laetitia


Octubre es el mes en que la Iglesia chilena celebra especialmente a la familia. No solo coincide con el primer aniversario de la encíclica Fratelli tutti, además se da en el contexto del Año de la Familia convocado por el Papa Francisco a raíz del quinto aniversario de la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris laetitia. Justamente por eso, la Comisión Nacional de Pastoral Familiar ha escogido el lema “La alegría del amor”.

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Toda persona es constitutivamente parte de una familia, aunque existan distancias, separaciones o ausencias. Y eso es justamente lo que se quiere celebrar durante octubre: la familia en que vives o la familia que anhelas, está llamada a ser una realidad de encuentro, crecimiento y proyección. Para ello, desde la Iglesia se invita a distintas actividades orientadas a niños, pololos, novios, matrimonios, embarazadas, personas mayores, donde renovar y revitalizar la riqueza propia de la realidad familiar.

Los acentos del año de la familia

En el mensaje que dio el Santo Padre el 19 de marzo, en la apertura del año dedicado a la familia, recordó que es el quinto aniversario desde la promulgación de la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris laetitia sobre la belleza y la alegría del amor conyugal y familiar. “En este aniversario – señaló el Pontífice – los he invitado a vivir un año de relectura del Documento y de reflexión sobre el tema, hasta la celebración de la X Jornada Mundial de las Familias que, si Dios quiere, tendrá lugar en Roma el 26 de junio de 2022”. Durante este quinquenio, Amoris laetitia ha marcado el inicio de un camino tratando de impulsar un nuevo enfoque pastoral de la realidad de la familia. “La intención principal del Documento – subrayó el Papa – es comunicar, en un tiempo y una cultura profundamente cambiados, que hoy es necesaria una nueva mirada a la familia por parte de la Iglesia: no basta con reiterar el valor y la importancia de la doctrina, si no nos convertimos en custodios de la belleza de la familia y si no cuidamos con compasión su fragilidad y sus heridas”.

El Santo Padre precisa que es fundamental anunciar el Evangelio acompañando a las personas y poniéndonos al servicio de su felicidad: así podemos ayudar a las familias a caminar de una manera que responda a su vocación y misión, conscientes de la belleza de los vínculos y de su fundamento en el amor de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por otra parte, esta proclamación no puede ni debe darse nunca desde arriba o desde fuera. La Iglesia está encarnada en la realidad histórica como lo estuvo su Maestro, e incluso cuando anuncia el Evangelio de la familia lo hace sumergiéndose en la vida real, conociendo de cerca las labores cotidianas de los esposos y de los padres, sus problemas, sus sufrimientos, todas esas pequeñas y grandes situaciones que pesan y a veces obstaculizan su camino. “Estamos llamados a acompañar, a escuchar, a bendecir el camino de las familias; no sólo a trazar la dirección, sino a hacer el camino con ellas; a entrar en los hogares con discreción y con amor, para decir a los esposos: la Iglesia está con ustedes, el Señor está cerca de ustedes, queremos ayudarles a conservar el don que han recibido” enfatizó el Papa.

“En esta época de pandemia –recuerda el Pontífice– en medio de tantas dificultades tanto psicológicas como económicas y sanitarias, todo esto se ha puesto de manifiesto: los lazos familiares han sido y siguen siendo duramente probados, pero al mismo tiempo siguen siendo el punto de referencia más firme, el apoyo más fuerte, el guardián insustituible para la estabilidad de toda la comunidad humana y social. “¡Así que apoyemos a la familia! Defendámosla de todo lo que comprometa su belleza. Acerquémonos a este misterio del amor con asombro, discreción y ternura. Y comprometámonos a salvaguardar sus preciosos y delicados vínculos: hijos, padres, abuelos... Necesitamos estos vínculos para vivir y vivir bien, para hacer la humanidad más fraterna”.

“¿En qué punto estamos con Amoris laetitia?”

Otra de las actividades fuertes del año de la familia, fue el foro realizado entre el 9 y 12 de junio en formato online, organizado por el Dicasterio para los laicos, la familia y la vida bajo el título “¿En qué punto estamos con Amoris Laetitia? Estrategias para la aplicación pastoral de la Exhortación apostólica”, donde responsables de la pastoral familiar de más de sesenta Conferencias Episcopales de todo el mundo y de treinta asociaciones y movimientos eclesiales internacionales, se reunieron para analizar, revisitar y proyectar los alcances de este documento acerca del amor en la familia.

Fueron cuatro días de interesantes ponencias, testimonio e intercambio, tras los cuales surgieron muchísimas, propuestas, preguntas e impulsos.

El cardenal Farrell presentó las conclusiones del foro. Entre los puntos que destacó, partió por constatar que las familias, hoy, necesitan descubrir que junto con el sacramento del matrimonio, han recibido una misión que debe ser compartida con los pastores. También, que la principal contribución a la pastoral familiar la ofrece la parroquia, que es la familia de las familias, donde conviven en armonía pequeñas comunidades, movimientos eclesiales y asociaciones. Algo fundamental es que la formación de las personas que acompañarán a las parejas en la preparación al matrimonio debe ser una prioridad, y que la pastoral familiar debe ser fundamentalmente misionera para llegar a las personas allí donde están, prestando especial atención a las familias en crisis matrimonial o con otras dificultades: la pastoral de los separados, divorciados o abandonados, con énfasis en trabajo con niños, discapacitados y ancianos. También hay que llegar a las familias alejadas de la Iglesia.

El año de la familia en Chile

Haciéndose eco de la invitación del Papa, en marzo el ahora Card. Celestino Aós anunció la creación en el Arzobispado de Santiago de la vicaría “Vida, Laicos y Familia”, que fue inaugurada oficialmente el 6 de agosto, y que tendrá como misión velar por la promoción de la vida, el apostolado de los fieles laicos y la atención pastoral de las familias. En este último aspecto: “La vicaría se dedicará al cuidado pastoral de la familia, a proteger su dignidad, a defender sus derechos y su responsabilidad en la sociedad civil (…) y sobre todo se preocupará de la familia a nivel de la fe”, señaló Mons. Aós en la presentación de este nuevo organismo.

Por su parte, la Comisión Nacional de Pastoral Familiar, lleva meses trabajando en desarrollar un programa que abarque actividades significativas para todos en este mes. Se busca resaltar la alegría del amor que se vive en el pololeo, en el noviazgo y el matrimonio y en la familia como Iglesia doméstica. Se puede ver el programa aquí

Un aporte desde la UC

Desde Revista Humanitas quisimos realizar un aporte a esta conversación en torno a la familia, para lo cual invitamos a Consuelo Araos, profesora asistente del Instituto de Sociología de la Universidad Católica, y a Catalina Siles, historiadora e investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad, a platear una mirada a la realidad familiar desde sus respectivas disciplinas y acogiendo el impulso del Papa Francisco.

El artículo desarrollado se titula “La “familia grande”. Una lectura sociológica sobre la importancia de la familia ampliada en Amoris laetitia”, y es el texto que abre el número 97 de Humanitas. “A cinco años de la publicación de Amoris laetitia, nos parece que vale la pena destacar un aspecto particularmente original de esta exhortación apostólica sobre familia, el cual es revelador de un agudo realismo sociológico del Papa Francisco, y quizás se deba en parte a su propio enraizamiento en la cultura familiar latinoamericana” postulan al inicio de su investigación.

El análisis abarca cuatro grandes perspectivas: la “gran familia” como unidad de solidaridad familiar en América Latina y en Chile; modelo de cuidado y protección frente a la vulnerabilidad;

el justo equilibrio entre la familia grande y la familia conyugal; el amor en la familia y el parentesco práctico.

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