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Paolo Bortolameolli, director asistente de la Filarmónica de Los Ángeles, recuerda su paso por campus Oriente


El exalumno del Instituto de Música, en su visita al país, eligió campus Oriente para protagonizar un reportaje de televisión, como uno de los lugares que marcó su vida como artista.

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photo_camera Archivo UC

En abril de 2017, The New York Times se refirió a la Filarmónica de Los Ángeles como la orquesta más importante de Estados Unidos en la actualidad, la que presenta un mayor sentido de la diversidad de la música de hoy y de sus creadores, la que posee un compromiso con el futuro con una mirada renovada sobre el pasado, y la cual, recientemente, nombró al director de orquesta chileno, Paolo Bortolameolli, como director asistente para la temporada 2017-2018.

El anuncio convierte al exalumno del Instituto de Música de la Universidad Católica (IMUC), titulado de pianista, en mano derecha del prominente director venezolano, Gustavo Dudamel. De este modo, si un director invitado cancela su presentación, será el chileno quien lo reemplace, o quien ayude a preparar a la orquesta, corregir notas o saber cuáles son los balances.

Pero esto no es todo. Paolo Bortolameolli también tiene la responsabilidad de dirigir una de las innovaciones más importantes de esta orquesta de Los Ángeles: los conciertos Symphony for Youth, los cuales introducen al mundo la música clásica a niños de cinco a once años y sus familias, a través de narraciones imaginativas y otras actividades.

 

Su paso por campus Oriente

Lo que me encantaba de campus Oriente era la atmósfera. Primero que todo, la tranquilidad que hay y el estar casi retirado de la ciudad. Me encantaba también estar compartiendo con otras carreras afines: teatro, arte e incluso teología (hoy con su facultad en camppus San Joaquín) que son todos tan tranquilos”, cuenta el músico, quien eligió campus Oriente como uno de los lugares más significativos para aparecer en un reportaje que se emitirá este sábado 26 de agosto, en el noticiario central de TVN..

El director chileno caminó por los patios del campus por casi una década, desde que tuvo 15 años, cuando la profesora Frida Conn lo audicionó. “Lo gracioso de esa primera audición fue cuando me preguntaron por qué quería estudiar piano y mientras la mayoría contestaba ‘porque quiero ser concertista, porque me gusta el jazz, pero quiero tener una base clásica o de música de cámara’, yo voy y digo que quiero ser director de orquesta. Me miraron como ‘esta no es su sala, vaya al lado’”.

Paolo explicó que la dirección de orquesta suponía una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo, una voluntad de su parte de ser músico antes de dirigir, hacer música y no solamente hablar de esta música: “Generalmente los directores hablan de lo que quieren conseguir y buscan la manera de hacerlo, pero no podía concebir esto sin haber hecho música con mis propios dedos. Además, el piano siempre fue mi instrumento, había una conexión natural con él”, revela el artista.

Fue esta motivación la que llevó a Paolo a comenzar a estudiar dirección orquestal con el maestro peruano David del Pino Klinge, quien era director titular de una orquesta en Mendoza. “Ahí fue cuando me empezó a colapsar todo, porque tenía el colegio, piano en campus Oriente, sumado a clases picoteadas de coro, teoría y solfeo, y de forma particular, dirección con él, entonces me iba por tres semanas a Argentina, después venía para acá y estaba dos semanas”, recuerda.

Paolo Bortolameolli reconoce que siempre fue sumamente dedicado a sus estudios. Era de los primeros en llegar y de los últimos en irse, tanto así que cuando tuvo los créditos suficientes para pasar al sistema universitario, aprovechó de tomar tantos ramos como le fuera posible. Labor que no hubiese podido lograr sin la ayuda de Mónica Güentulle, secretaria de docencia del IMUC:

“Yo nunca sabía nada y Mónica siempre me respondía todas las dudas, desde cómo me conseguía una carta, que pasaba con los certificados, o no sé, lo que sea. Quería todo lo que pudiera tomar y la Mónica era quien te ayudaba con esas cosas. Después no sentías que no podías más, pero de hecho, no fue una mala idea en esa época, porque uno sabía que después la carga de tu instrumento musical iba a ser peor”.

Y así lo recuerda Paolo, quien se tituló el mismo año que su profesora, Frida Conn, se retiró: “Fue como un acto simbólico muy bonito, porque ella se jubiló el año que me gradué y como coincidía, mi última clase fue literalmente su última clase como profesora de la Universidad Católica. Tengo los mejores recuerdos de Frida, con ella teníamos una relación súper especial porque era una buena profesora llevándome por el camino que ella consideraba el mejor, pero yo era súper porfiado. Toda la vida fui súper llevado a mis ideas, entonces le decía ‘profesora quiero tocar esto’, y ella me decía, ‘pero Paolo eso no te queda bien ahora, me gustaría que tocaras esto primero’ y yo le decía, ‘no, pero confíe, yo sé que puedo’”.

 

 

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Lía Alvear, Comunicaciones Facultad de Arte, lalveac@uc.cl


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