Pesar por el fallecimiento de Juan Armesto, ecólogo, investigador y cofundador del IEB
Académico de la Facultad de Ciencias Biológicas UC y de la Universidad de Concepción, y presidente de la Fundación Senda Darwin, su deceso fue en Concepción, pronto a cumplir 71 años en marzo. Entre otras muchas distinciones, recibió el Premio al Ecólogo Distinguido Robert H. Whittaker, de la Ecological Society of America (ESA), en 2021. En noviembre pasado, fue reconocido por la Sociedad de Ecología de Chile, SOCECOL, con el Premio Patricio Sánchez 2023.
Con gran pesar, la Universidad Católica lamenta la muerte del destacado académico de la Facultad de Ciencias Biológicas, Juan Armesto.
Inmerso en los bosques de Chile central y en los húmedos recovecos de la selva chilota, el académico e investigador UC y cofundador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, Juan Armesto, encontró la inspiración viva para desarrollar su carrera científica y numerosos aportes a la sociedad y al conocimiento.
Sus estudios acerca de la biodiversidad y ecosistemas, el fomento a la conservación, la creación de redes nacionales e internacionales de investigación, y su compromiso con la educación ambiental durante décadas, son solo algunos ejemplos de la vasta carrera del además presidente de la Fundación Senda Darwin y Premio al Ecólogo Distinguido Robert H. Whittaker, de la Ecological Society of America (ESA), en 2021. Ese mismo año fue elegido Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias, y en agosto del 2023 fue nominado al Premio Nacional de Ciencias; meses después, fue distinguido por la Sociedad de Ecología de Chile, SOCECOL, con el Premio Patricio Sánchez 2023.
“Tuvimos la oportunidad de conocerlo y ver en detalle su labor académica señera, con preocupación por la formación de sus estudiantes, por la investigación de punta, muy destacado en el área de la biodiversidad y bosque costero, y con un gran aporte en la Estación Biológica Senda Darwin, en Chiloé"- rector Ignacio Sánchez.
El rector Ignacio Sánchez recuerda a Juan Armesto como un destacadísimo profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas, con gran dedicación en su trabajo académico, tanto de docencia como de investigación. “Tuvimos la oportunidad de conocerlo y ver en detalle su labor académica señera, con preocupación por la formación de sus estudiantes, por la investigación de punta, muy destacado en el área de la biodiversidad y bosque costero, y con un gran aporte en la Estación Biológica Senda Darwin, en Chiloé”, señaló el rector Sánchez, para continuar:
“Ahí tuve la oportunidad de visitarlo y ver su trabajo formador y de investigación, tuve la oportunidad de conocer sus publicaciones y su aporte académico, y el profundo impacto que ha tenido dentro de la facultad, dentro de la ciencia a nivel nacional, y dentro del concepto internacional en términos de la biodiversidad y desarrollo de nuevas líneas de investigación en su ámbito. Gran persona, gran profesor, gran formador, un académico que distingue y distinguió a la universidad”.
Encuentro con el bosque
No fue precisamente en la niñez cuando Juan Armesto tomó contacto con los escenarios verdes que tanto lo han inspirado. Su etapa escolar la vivió en Iquique, pero ya en ese entonces sentía una gran cercanía por la biología. Fue recién durante su pregrado en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, cuando se despertó en él un notable interés por la ecología y los bosques. En esos años también, recibió la inspiración de profesores como Eduardo Fuentes, Claudio Donoso y Humberto Maturana, y el de sus pares, entre los que se encontraba Julio Gutiérrez, investigador del IEB.
“Mis primeros estudios sobre bosques, fueron en Chile central, explorando el bosque esclerófilo. Éramos jóvenes y no había presupuesto, así que lo más cercano era indagar en estos ecosistemas costeros fantásticos, en lugares como Zapallar. Mi llegada a los bosques de Chiloé fue bastante más tarde, después que realizara mi doctorado en Estados Unidos, estudiando la sucesión vegetal"- recordaba Juan Armesto
El profesor Armesto también contribuyó enormemente a la creación de diversas entidades: fue fundador del Laboratorio de Biogeoquímica de la Universidad Católica, cofundador de la Red Chilena de estudios socioecológicos de largo plazo (LTSER-Network Chile), y de la Fundación y Estación biológica Senda Darwin, y como cofundador del IEB.
Sus aportes a la enseñanza y divulgación de la ciencia también han sido notables, siendo de los primeros en llevar la investigación y educación ambiental a la Isla de Chiloé. Durante más de 20 años trabajó con escuelas locales y brindó capacitación a propietarios de tierras, funcionarios gubernamentales, guardaparques y silvicultores interesados en la conservación, la gobernanza de cuencas hidrográficas locales, la administración y resolución de problemas ambientales en comunidades rurales.
Su trabajo también ha permitido entregar evidencias y aportes a los tomadores de decisiones, trabajando en estrecha colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente para informar sobre monitoreo y gestión de las Reservas de la Biósfera de Chile, buscando con ello avanzar en la regulación gubernamental, legislación ambiental y evaluación de la biodiversidad y los ecosistemas.
Entre canelos, ulmos y alerces
El académico de la UC y de la Universidad de Concepción escribió numerosos artículos científicos que, en conjunto, tienen más de 15.000 citas en los campos de la ecología, conservación, silvicultura, biogeoquímica, ciencia de los ecosistemas, ciencias sociales, educación, políticas y más. También, participó en la creación de libros sobre ecología, tanto académicos, como dirigidos a todo público. Eso último, considerando una de sus grandes premisas: “Que la ecología debe llegar al corazón de la sociedad”.
Su visión y conocimiento también han quedado plasmados en diversos libros, tales como: “Ecología: conocer la casa de todos”, “Ecología del Agua”, “Botánica Ecológica” y “Verduras, frutas y semillas que comemos”, algunos de ellos desarrollados junto a la bióloga e ilustradora Alicia Hoffmann, con quien forjó una gran amistad.
"Recuerdo que en los años 80 fue cuando entré por primera vez a un bosque chilote y eso fue realmente maravilloso. Desde que puse un pie ahí, la inspiración estaba viva”- Juan Armesto.
Así, junto a la inspiración y muchísimas caminatas entre canelos, ulmos, alerces, avellanos, pataguas, calafates, chilcos y otras especies de Chiloé, Juan Armesto se convirtió en uno de los investigadores que, hasta ahora, más conocía sobre flora nativa de la isla, su historia e interacciones.
El ecólogo también fue uno de los pioneros en llevar la investigación y educación ambiental a este lugar, trabajando durante más de 20 años con escuelas locales y brindando capacitación a propietarios de tierras, funcionarios gubernamentales, guardaparques, habitantes de las comunidades rurales y otras personas interesadas en la conservación.