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Profesores UC reflexionan sobre el origen del censo, los cambios y aplicaciones para el futuro


El sentido nacional y republicano del censo, las implicancias de la modalidad “de hecho” y la ausencia de una pregunta sobre credo o religión, han sido las temáticas de reflexión de diversos académicos UC ¿Desde cuándo Chile posee una tradición censal? ¿Por qué otros países han abandonado la idea de realizarlo en un solo día? Son algunas de las preguntas que responden.

La importancia de los censos en el ámbito político ha sido anterior incluso a su sentido de análisis demográfico. Así comienza la reflexión de la académica del Instituto de Historia UC, Macarena Ponce de León, quien recientemente escribió una columna para Visión UC, donde se refirió a los orígenes de este proceso. La historiadora aseguró que el país posee una larga tradición censal, práctica que “proviene de la necesidad de poblar el territorio a través de ciudades, lo que motivó los primeros empadronamientos generales”.

Ponce de León afirmó que una de las estrategias utilizadas para ordenar a poblaciones diseminadas en áreas rurales fue poblar núcleos urbanos con algunos servicios comunes. Explicó que fue el gobernador Agustín de Jáuregui “quien contó a la población del Obispado de Santiago en 1778-79, que en ese entonces se extendía desde el desierto de Atacama al río Maule, una empresa en extremo sofisticada para la sociedad de aquel entonces”.

1808, 1811 y 1813 son también fechas en que se realizó este empadronamiento. “No hay momento más prístino que la convocatoria del Congreso Nacional de 1811, por la Primera Junta de Gobierno, en que se devele el carácter republicano y nacional de los censos”, reflexionó la académica.

El censo siguiente fue en 1831-35, en plena reorganización del nuevo Estado liberal, y desde entonces con cierta regularidad se han sucedido 14 censos nacionales, especificó. “El Censo General de la República de 1854, fue uno de los primeros con ese carácter en Latinoamérica”, apuntó Ponce de León.

Finalmente, la historiadora manifestó que el sentido republicano de saber cuántos somos “descansa en que la legitimidad de los estados democráticos se funda en la igualdad del individuo, mientras que la representación moderna se expresa en la igualdad del sufragio”. Por otro lado, agregó, lo nacional radica en la vocación de incluirlos a todos y que cada individuo tenga su lugar al ser contado. 

 

Cuántos éramos, no, cuántos somos

Por su parte, los académicos del departamento de Estadísticas UC, Ernesto San Martín y Carlos Araujo (también investigador de Data UC), reflexionaron sobre las implicancias de que el procedimiento sea “de hecho” y las materias en que se podrán emplear los resultados, a través de una columna publicada en HoyxHoy.

Explicaron que todos los censos realizados hasta el del 2002 han sido “de hecho”, es decir, contabilizan a quienes pernoctaron la noche anterior en determinado lugar. Sin embargo, señalaron que cada vez son más los países que abandonan la realización de censos en un solo día, debido a tres razones: “Dificultad para capacitar y organizar un gran número de censistas; no es posible realizar correcciones de errores durante la aplicación del censo; declarar un día feriado, lo cual afecta la productividad de un país, costo que debe imputarse a la realización del censo”. 

Si bien, continuaron, los censos de derecho evitan estas críticas, deben lidiar con los moradores ausentes. Sobre los objetivos de los censos explicaron que buscan conocer, “al nivel geográfico más desagregado posible, y con mayor exactitud, la dimensión de la oferta y la demanda de bienes y servicios de parte de la población, para así perfeccionar el diseño, seguimiento y evaluación de políticas públicas prioritarias en sus respectivas épocas”. 

De esta manera, aclararon que los censos jamás han tenido como propósito “contar” personas: “En efecto, cuando se publiquen los datos que se recogerán el 19 de abril, tendremos una estimación de cuántos éramos ese día, nunca de cuántos somos”

 Credo o religión: ¿Omisión o deliberación? 

La académica de Educación, Teología y Directora Centro de Estudios de la Religión, Patricia Imbarack Dagach también reflexionó desde su área respecto de un punto específico de este censo. Analizó la ausencia de la pregunta ¿Cuál es su religión o credo?, un aspecto indispensable para la académica, a la hora de definir características esenciales de nuestra población

Imbarack criticó el hecho de que “la acción política rinde pleitesía al clásico pragmatismo y da curso a las acciones necesarias para su concreción, sin embargo, la discusión sobre cuál es la fisonomía del ‘ser chileno’ ha pasado a un segundo plano”. 

Asimismo, la docente apuntó que es necesario discernir si el descuido es casual o responde a un intención clara de dar a la comunidad el mensaje que “la religión no es parte de la esfera pública o por lo menos no para nuestro país” ¿Omisión o deliberación? Se pregunta la académica.

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