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“Trump tratará de cumplir sus promesas, especialmente las más polémicas”


Cuando Donald Trump asumió el poder, el académico del Instituto de Ciencia Política UC y experto en populismo Pierre Ostiguy, realizó un análisis sobre los desafíos del mandatario de Estados Unidos y desmitificó ciertos pronósticos que auguraban a un Trump más contenido que en la campaña electoral. Hoy, a un mes de su llegada a la Casa Blanca, las reflexiones de Ostiguy cobran vigencia y certeza.  

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photo_camera Archivo UC

Hace un mes que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a la Casa Blanca. Previo a la asunción del cargo, sus promesas ya generaban diversos análisis por parte de académicos y expertos; varios de ellos aventuraron que en la práctica el magnate moderaría tanto su discurso como sus acciones una vez que llegara al poder. Sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario, pues Trump ha sido fiel a su programa. Al respecto, el académico del Instituto de Ciencia Política UC, Pierre Ostiguy, realizó un análisis orientado a profundizar sobre la lógica detrás de este polémico personaje.

El futuro de las relaciones políticas en la Casa Blanca, pronosticó Ostiguy, estará cargado hacia la polarización y enfrentamientos, pues Trump buscará cumplir aquellas promesas polémicas que han despertado indignación en todo el mundo y buena parte de Estados Unidos. A la vez, el académico reflexiona sobre los desafíos particulares que –desde su óptica serán fundamentales en la era Trump, tales como transformar el partido republicano, crear un estado de ‘ley y orden’, y conseguir que se respete a Estados Unidos gracias a la fortaleza y la intimidación.

A un mes de las masivas protestas

Donald Trump asumió el 20 de enero, un día después una masiva marcha convocada por mujeres en contra del Presidente reunió a 500 mil personas, una cifra similar a quienes acompañaron al mandatario en el cambio de mando en el Capitolio. “Este fenómeno es muy novedoso. Ha habido protestas muy masivas en EEUU, las más grandes asociadas a intervenciones bélicas, pero eran en contra de políticas determinadas”, afirma Ostiguy.

Estas protestas, continúa el cientista político, son contra aquello que representa a ojos de los manifestantes, el nuevo Presidente. Lo anterior, según el investigador, apunta a “una polarización mayor, no solamente dentro de la clase política como ha sido el caso hasta ahora, sino también dentro la sociedad norteamericana”. Por otro lado, quienes apoyan al republicano viven lejos de los centros urbanos, justamente de donde proviene la mayoría de quienes protestan.        

- ¿Qué se puede esperar respecto de las promesas más polémicas de Trump?

Creo que el error de perspectiva que se hace en Chile es hacerse esas preguntas desde el ángulo de la “razonabilidad” en línea con el discurso de los últimos veinticinco años en Chile. El ángulo correcto para entender las promesas, el estilo y el futuro liderazgo de Trump es más bien el de la “voluntad”, anclada en muy diverso grado en la realidad empírica, y (asociado a eso) la direccionalidad del cambio. Es decir, Trump va a tratar de cumplir con sus promesas, especialmente las más polémicas. Eso es parte de su estilo o marca. No me cabe duda, entonces, que va a tratar de construir ese muro, aun si su utilidad para frenar la migración ilegal es muy discutible y aun si no es un gesto particularmente “amable” o cristiano, y que también se las va a ingeniar para ver si puede encontrar una manera de tener a México pagando o reembolsando ese costo. 

Los analistas que esperan que Trump se modere en el poder no entienden su lógica, ni la lógica populista. Lo mismo se debe decir a los que piensan que lo de la campaña electoral fue “humo” y que ahora empieza “la realidad”. La forma en que Trump gobernará será atacar ad hominem el obstáculo-adversario del momento (de modo privilegiado, vía Twitter) hasta que el obstáculo político desaparezca; descalificar lo más posible; y apoyarse en lo que él mismo llama “datos alternativos”. Por eso, insisto en que la voluntad y la dirección del cambio priman sobre el análisis empírico, sobre una cierta “racionalidad” no comprometida o técnica, y sobre una “razonabilidad mansa”, “en la medida de lo posible”.   Vinculado a eso, se ha de esperar una continua polarización durante sus años de gobierno, con agravios mutuos entre la presidencia y la oposición en la sociedad civil.

- ¿Cuáles serán los mayores desafíos de la era Trump?

Ahí es clave preguntar ¿desafíos para quién?  Lo que desapareció de EEUU, y que está desapareciendo cada vez más en el planeta con el pasar del tiempo, es que existan “desafíos objetivos”, tales por ejemplo el crecimiento económico, la gobernabilidad, la lucha contra la pobreza, etc. El que contesta esa pregunta lo tiene que hacer en nombre propio, no como enunciador de verdades objetivas.  Para Trump mismo, creo que sus desafíos serán: transformar el Partido Republicano a su imagen, creando algún tipo de “Trumpismo”, que sea menos internacionalista y de derecha económica clásica; pasar de una era de libre cambio, dominada por la teoría de las ventajas comparativas, a una era de nacionalismo económico y proteccionismo, más cerca de los juegos de suma cero; crear un estado de “ley y orden”; anclar la noción de protección (por Trump mismo; por la policía; por el proteccionismo) más que la de libertad liberal; y, como en barrios pobres, conseguir que se “respete” a EEUU, no por seducción a la Obama, sino por ser fuerte e intimidante. Ausente como desafío para él es la gobernabilidad consensuada y el fortalecimiento de las alianzas tradicionales.

- ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de la orden de sacar a EEUU del TPP?

Paradójicamente, y muy al contrario del deseo de Trump, la consecuencia principal será fortalecer a China, en su afán expansivo económico en el área Asia-Pacífico. De hecho, es posible que se construya una nueva alianza libre-cambista entre varios países del Pacifico, con China a dentro y EEUU afuera. Pero más importante que eso, a mi criterio, es que con Trump y la derecha populista en Europa, se ha empezado a criticar los beneficios, asumidos por todos pero no del todo demostrados empíricamente, del libre comercio internacional (sin barreras). Y el éxito político de ese cuestionamiento no provino de la izquierda anti-neoliberal, sino más bien de la derecha nacionalista. De hecho, si no cabe duda que China se ha beneficiado inmensamente con el éxito sin precedentes de sus exportaciones, el resultado está bajo discusión para EEUU, dependiendo de los sectores y áreas geográficas. Muchos economistas ortodoxos creen como “dogma de fe” en el libre-cambio, pero a mi criterio el asunto se tendría que estudiar con más matices y empíricamente.

 

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Violeta Bustos, Dirección de Comunicaciones, vsbustos@uc.cl


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