UC inaugurará histórica casona colonial en Pirque
Cerca de dos años tomó restaurar la casona Isla de Pirque, que data de fines de 1800. En el proceso se intercalaron técnicas de construcción modernas y tradicionales. El recinto, donde vivió Ester Huneeus, será usado como un centro de extensión universitario, que buscará relacionarse activamente con la comunidad local.
Fue un proceso largo y repleto de imprevistos pero considerando que se trata de una casona de unos 120 años de antigüedad, no podía ser distinto. Todo este trabajo permitió que la próxima semana se inaugure la casona Isla de Pirque de la Universidad Católica. El trabajo fue ambicioso, pues los terremotos de 1985 y 2010 barrieron con parte importante de la estructura de la casa. “Habían pasado dos terremotos y las alas de la casona estaban completamente demolidas. La única forma de recuperar la casa era con una restauración mayor y ésta teníamos que entenderla como una obligación”, explica Hans Muhr, director de Desarrollo Patrimonial UC.
Esa obligación se dio en parte por el valor patrimonial que representa la casona y en parte por la necesidad de contar con un espacio adecuado para desarrollar las actividades culturales y de extensión de la universidad, incluido el día del patrimonio pircano y el día del medio ambiente, entre otras iniciativas. “Hubo varios intentos anteriores por rescatar la casona, pero el 2015 tomamos el proyecto de una forma mucho más maciza”, explica Muhr. Esto porque para Muhr, el patrimonio no solo debe concebirse desde un aspecto arquitectónico sino también por un nivel más cultural y social. “Queríamos validar por qué esa casa debía reconstruirse. Cuando se vio que había necesidad de contar con más espacios es que se decidió restaurar”, cuenta.
Manos a la obra
Se trató de un trabajo complejo. En total, fue cerca de un año y medio de trabajos con algunas sorpresas. Éstas, obligaron al equipo de restauración a realizar refuerzos estructurales y rehacer los muros. Las obras consideraron la restauración completa del edificio original y la reconstrucción de dos alas. La inversión total fue de $500 millones de pesos, cantidad que contó con un aporte de $150 millones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Además de reforzar toda la estructura de adobe con una técnica de enmallado y amarres, los trabajos incluyeron la reposición completa de la techumbre original. Las obras en el techo obligaron a la reconstrucción parcial de una de los muros laterales, lo que se hizo siguiendo técnicas de construcción actuales sobre la base del diseño original. Terminadas las obras, se recuperarán las maderas y puertas originales, con la participación de alumnos de la carrera de restauración del DUOC UC y artesanos del sector, de modo de crear una capacidad técnica para futuros trabajos en la comuna.
Si bien la restauración respeta el espíritu de construcción colonial, se incluyeron algunas técnicas de construcción moderna, como el trabajo con hormigón armado en las alas de la casa. “Se trató de una decisión de arquitectura. En rigor no estamos restaurando exactamente lo que era, pues las alas eran cerradas. Como queríamos darle un gran espacio a esa zona, y un uso distinto al que podría haber tenido una casona patrimonial, es que no seguimos las normas del adobe. Hay una decisión que incluye un pensamiento contemporáneo”, explica Muhr.
120 años de historia
No se sabe a ciencia cierta el año de construcción de la casona, pero se cree que fue a fines de 1800, y fue Manuela Subercaseaux, dueña de los terrenos de Isla de Pirque, quien encargó la construcción de la propiedad. Luego de la muerte de su esposo, Nemesio Vicuña, ella toma la decisión de subdividir el terreno y repartirlo entre sus 7 hijos. Al ser dividido deja de ser usado para la producción agrícola y se transforma en una propiedad de descanso y vacacional.
En 1920, Francisco Huneeus Gana compraría tres de esas 7 hijuelas en que fue subdividido el fundo, incluida la hijuela donde se encontraba la casona. Fue así como Ester Huneeus, autora de la serie de libros infantiles “Papelucho” e hija de Francisco Huneeus, llegó a habitar en la casa, junto a sus seis hermanos.
Finalmente, el fundo fue adquirido en 1951 por la UC, financiando la compra con una generosa donación de Julio Ortúzar Pereira. Posteriormente la misma casona fue usada como parte del internado y escuela agrícola femenina de la Fundación de Vida Rural, quienes utilizaron sus recintos para salas de clases, biblioteca y oficinas administrativas. Desde el año 2000 en adelante estuvo relativamente abandonada y la casona quedó sin ser utilizada, hasta que en el 2010 fue usada para la realización de algunos reality shows de Canal 13.