“Yellow Red": las pruebas para que docentes detecten dificultades de aprendizaje y autorregulación
La batería cuenta con 6 test que evalúan distintos componentes de las llamadas funciones ejecutivas. Según estudios, las personas con un mayor desarrollo de ellas tienen un mejor desempeño académico, logran establecer mejores relaciones interpersonales y presentan mayor estabilidad laboral.
En el Aula Magna José Irarrázaval de la Casa Central de la Universidad Católica, el Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión (CEDETi) y Centro de Justicia Educacional (CJE) lanzaron oficialmente Yellow Red, una batería de pruebas para la evaluación de las funciones ejecutivas.
El hito contó con la participación de la invitada internacional Laurie Faith, PhD en Psicología del Desarrollo de la Ontario Institute for Studies in Education (OISE) de la Universidad de Toronto y profesora adjunta de la misma institución, quien presentó “El papel de Yellow Red en una nueva era de pedagogía orientada a las Funciones Ejecutivas”.
En su presentación, la académica canadiense entregó lineamientos sobre cómo enseñar la regulación del aprendizaje y explicó el protocolo de barreras y estrategias. El lanzamiento se dio tras cerca de 10 años de trabajo, con una evaluación compuesta de algunas pruebas internacionales adaptadas y otras creadas desde cero por el equipo.
Victoria Espinoza, directora de investigación de CEDETi, explicó que “las funciones ejecutivas son aquellas habilidades que nos permiten enfocarnos de manera consciente en determinadas tareas para cumplir nuestros objetivos”. Sobre su importancia, destacó que “diversos estudios han identificado un importante impacto de éstas sobre diversas áreas del desarrollo de las personas. Las personas con un mayor desarrollo de las funciones ejecutivas tienen un mejor desempeño académico, logran establecer mejores relaciones interpersonales y presentan mayor estabilidad laboral”.
"Se ha observado que la mayor pendiente de desarrollo se da durante la etapa preescolar, continuando hasta aproximadamente los 12 años. “Esto no quiere decir que las funciones ejecutivas no puedan desarrollarse después de esto, pero sí es importante saber que los períodos críticos se dan durante la infancia”- Victoria Espinoza, directora de investigación de CEDETi
“Por otra parte, diversas investigaciones han reportado que, personas que presentan adicciones o son infractores de ley, presentan un desarrollo disminuido de las funciones ejecutivas”, agregó.
Respecto de su avance, se ha observado que la mayor pendiente de desarrollo se da durante la etapa preescolar, continuando hasta aproximadamente los 12 años. “Esto no quiere decir que las funciones ejecutivas no puedan desarrollarse después de esto, pero sí es importante saber que los períodos críticos se dan durante la infancia”, aclaró Espinoza.
¿Qué evalúa?
Su diseño se basó en un modelo de funcionamiento ejecutivo de tres factores: inhibición, memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva. Respecto del control inhibitorio, Espinoza explicó que “es la habilidad que nos permite controlar de manera consciente la atención, los pensamientos, las emociones y las acciones, inhibiendo la intervención de factores externos y predisposiciones internas, para lograr el cumplimiento de nuestros objetivos”. “Esta habilidad se relaciona directamente con la autorregulación”, destacó. La memoria de trabajo es la habilidad para operar con representaciones mentales, es decir, la capacidad que tenemos para recordar nueva información y trabajar con ella. Nos permite establecer conexiones y para procesar la información. “Y finalmente, la flexibilidad cognitiva, es la capacidad de ajustarnos a las demandas del entorno, cambiando de estrategia o de perspectiva si es necesario. “Nos permite trabajar en equipo, ponernos en el lugar de otros y buscar diferentes alternativas de solución frente a los problemas. Esta habilidad se relaciona estrechamente con la creatividad”, puntualizó.
Estos componentes básicos de las funciones ejecutivas permiten el desarrollo de las funciones ejecutivas superiores, dentro de las que encontramos el razonamiento, la resolución de problemas y la planificación.
¿Cómo funciona?
La batería cuenta con 6 test que evalúan distintos componentes de las funciones ejecutivas: La prueba “Gato-perro” evalúa las funciones ejecutivas de manera general; “Flechas” evalúa la inhibición cognitiva; “Moscas” se orienta a la evaluación de la demora en la gratificación; “Granja” evalúa la memoria de trabajo auditiva y visual; “Nexos” se enfoca a la evaluación de pares asociativos; mientras que la prueba “Tríos” busca evaluar la flexibilidad cognitiva. Además, se calcula un índice global de las funciones ejecutivas que considera todos los subtest. Se presenta a través de diferentes juegos en formato tablet, por lo que es atractiva para los niños desde los 6 hasta los 11 años.
Uso en espacios escolares
La evaluación de las funciones ejecutivas permitiría a los docentes saber de antemano quiénes necesitan reforzarlas y así prevenir la presencia de dificultades de aprendizaje y autorregulación.
“La utilización de Yellow Red es muy simple, y puede ser aplicada periódicamente por los mismos docentes o paradocentes, y así ir monitoreando el proceso de desarrollo de los estudiantes en distintos momentos del año”, explicó la investigadora. Detalló que “la interpretación de la prueba también es sencilla, pues se apoya en un reporte de resultados que puede ser descargado de manera individual o grupal. Así, los docentes pueden conocer tanto los perfiles individuales de sus estudiantes como hacer un análisis del desempeño general del curso, o incluso del colegio”.
¿Dónde ha sido probada?
La prueba ha sido utilizada con fines de investigación en Chile, Alemania, Perú, Australia, Argentina, Noruega, Tailandia, Inglaterra, China y Hungría.